viernes, 17 de febrero de 2012

¿No ves mi derrota?

Llueve…

Mientras, Lis habla en silencio. No es escuchada. Ella que tiene tanto que decir, tanto que contar. En su cabeza se repite una y otra vez: ‘’Tranquila... Ten paciencia. Eso es…paciencia, paciencia….Todo saldrá bien’’.
Comienza a ahogarse, a no respirar. Se sienta en su rincón, aquel en el que se escondía cuando era una niña y hacía algo malo, huyendo así de cualquier grito o golpe. Se acurruca contra la pared, en absoluto silencio. Las gotas han dejado de golpear los cristales. Parece que ha dejado de llover.
Por un momento se calma. Pero pronto se asoman todos aquellos momentos de sufrimiento que ha vivido con él, por él. ''Es injusto ver cómo se acaba, después de todo''. Ya no espera a que alguien la rescate. No. Ese alguien ya no está, parece ser que se fue para no volver. ''Entonces... ¿qué hacer cuando sabes que nadie depende de ti, cuando nadie te espera al otro lado del abismo para darte un abrazo, cuando estás tan sola?''

………..


De repente oye un golpe en el cristal. Se levanta rápidamente y al asomarse observa algo: él. Allí, bajo aquel cielo aún encapotado y con un ramo de rosas asomándose tras de sí en un intento fallido de ser escondido, está él.
Lis se seca las lágrimas, se recompone y baja las escaleras a toda prisa, pero cuando se dispone a salir al exterior… despierta.
Sólo ha sido un sueño.
Vuelve el dolor, vuelven las lágrimas.
Vuelve la realidad, la cruda realidad.



lunes, 13 de febrero de 2012

Unos vienen, otros se van...

El otro día, un hombre me preguntó por el lugar más mágico de este mundo. Qué sitio me parece el más corriente y a la vez esconde algo que le hace más especial que cualquiera.

Cerré los ojos. No pude evitar mostrar una sonrisa.
Acto seguido volví a mirarle, y le di mi respuesta. Sé que no se la esperaba. No esa.

-’’ ¿El lugar más mágico? Cualquier estación. Me da igual la ciudad, el país, el continente... Todas conservan eso que yo llamo magia''


Sé que otro en mi lugar hubiera dicho cualquier otro sitio menos ese: un escenario, un descampado con vistas a un cielo pintado de estrellas, la habitación de un hotel….

Pero no. Siempre acostumbré a ser diferente y en esto no iba a ser menos.




...


A veces, cuando estoy triste, voy a pasear por los alrededores del lugar donde parten y llegan trenes con o sin destino. No sé por qué, pero me relaja.
Me siento en cualquiera de sus bancos y me paro a ver todos y cada uno de los rostros que pasan delante de mí. Paso desapercibida para ellos, no tienen tiempo de pararse a observar el tiempo que se les va. Tampoco pueden saborearlo.


Veo rostros de cansancio, cansancio acumulado por un sinfín de días en los que nada tiene sentido, en que las fuerzas se agotan, desaparecen. Cansancio e impotencia que viajan de la mano de una mujer que sólo ve oscuridad, como las ojeras que visten sus dos ojos verdes. Como cada tarde, vuelve a casa, a su pequeña cárcel, donde un cobarde (con todas las letras) se encarga de que a día de hoy odie lo que muchos llaman 'amor'. Porque algún día lo hubo, pero ya no es capaz de reconocerlo. No en él

A su lado, su pequeño corre tras Inocencia, esa que cada vez se va antes para no regresar. Apenas tiene 9 años y ha perdido lo más prestigioso que un niño puede poseer: la infancia. Su padre, o mejor dicho, quien contribuyó a darle la vida, acabó de un plumazo con ella en el momento en que decidió que no quería vivir ni dejar vivir a los demás. Es curioso: cómo alguien que te da la vida es capaz de ir quitándotela poco a poco....

Pero no voy a hablar sólo de historias tristes.



Dije que el lugar del que hablo derrocha magia por cada rincón, y lo mantengo. En ella caen lágrimas de dolor, pero también de felicidad.

O si no mirad a aquella muchacha que baja del primer vagón. Es feliz, sólo hace falta pararse a mirar sus grandes y expresivos ojos: buscan algo… a alguien. Y allí está él, amigo, esperándola. La recibe con un abrazo, seguido de un beso en los labios. Un beso que les embarca en un cuento de hadas y príncipes. Porque a veces existen, ¿no?



Volver a oír mi acento, en los andenes, despidiéndose...

domingo, 12 de febrero de 2012

Comienza mi nueva vida...


…o una nueva etapa. Llevo tiempo queriendo hacerme un hueco en este ‘pequeño-gran mundo’, y creo que este es el momento idóneo.

Lo común sería describirme o decir algo de mí para que me conozcáis un poco más, pero como me gusta ir al contrario del mundo, prefiero que vayáis descubriendo poco a poco, entre líneas, cada uno de mis rincones.

Espero disfrutar muchísimo con todo esto, aprender de los demás y sobre todo, aprender de mí misma… 



 Bienvenidos a esta vuestra casa...