martes, 27 de marzo de 2012

Frágiles...

Los que resisten y ponen buena cara al mal tiempo. Los que caen, pero reúnen las fuerzas suficientes para levantarse. Los que pasan de puntillas por la vida, los que se van dejando tras de sí un rastro de huellas. Los que sueñan y son defraudados. Los que vuelven a soñar y caen de nuevo en la desesperación de ver cómo todo se queda en meras ilusiones. Los que lloran de tristeza aún sabiendo que quedarán lágrimas que devuelvan la sal a sus labios. Los que basan su vida en cosas materiales, sin darse cuenta de que lo más importante se encuentra en los recuerdos, enfrascados en pequeños botes de cristal. Los maniáticos. Los que vuelan con sólo derrochar un poco de imaginación. Los frágiles, cual pompas de jabón. Los fuertes. Los que extrañan. Los que se autodestruyen con palabras. Los que ven pasar de largo los problemas. Los que se ahogan en un vaso de agua, mientras otros salen a flote. Los que son dependientes de otros, los que prefieren vivir en soledad. Los que dibujan vidas perfectas. Los imperfectos. Los que mendigan cariño. Los cabezotas. Los que sienten frío al dormir solos. Los que sufren en silencio. Los que nacen para vivir, y los que viven para morir. Los que vuelven a ser niños cada vez que escuchan el sonido de las olas. Los que juegan a ser príncipes. Los que sueñan con ser princesas. Los que se sienten al borde del precipicio, los que caen al vacío. Los que se sienten morir cada vez que el sol da paso a un nuevo día. Los que viven gracias a la magia de la música. Los que hablan con la mirada. Los tímidos. Los que se van, los que vuelven. Los que ríen por fuera y lloran desconsoládamente por dentro. Los que fingen. Los que aman. Los que buscan explicación a todo, los que prefieren vivir en la ignorancia. Los luchadores. 

''Nombre de canción''

sábado, 17 de marzo de 2012

El día que no pueda más...


- ''El único que me entiende en muchas cosas es Rubén. Ni mi chica, ni mis padres, ni mis amigos. Hay situaciones que las vivo con él y que a la única persona que le puedo llorar. Con la única persona que me puedo emocionar llorando es con él, por lo tanto somos compañeros en esto y nos gusta rockear, maldita sea.''






Muchos de los días en los que nada sale (ni a derechas, ni a izquierdas) tengo la mala costumbre (o buena, según se mire) de coger Baires y sentarme a disfrutar y a evadirme de la realidad. La mayoría de las veces lo acabo con una sonrisa. Hoy no. No sólo no ha mejorado mi estado de ánimo, sino que lo ha rematado y lo ha hundido hasta el fondo. Hace apenas 10 minutos que acabé de verlo y lo único que siento ahora mismo es desolación, tristeza, nostalgia ... pero sobre todo siento un vacío enorme dentro de mí.
Y es que creo que por fin he asumido que hoy por hoy se ha ido una parte de mí que me lleva acompañando desde hace más de 6 años.

sábado, 10 de marzo de 2012

Me duele el reloj, ya sé que se acaba.


Era una fría tarde de diciembre... 

Subimos al primer tren que se cruzó en nuestro camino. Daba igual el lugar, allí estábamos los dos, alejándonos de todo y de todos, preocupándonos únicamente por hacernos feliz el uno al otro. Nos olvidamos del mundo que giraba a nuestro alrededor para adentrarnos en una historia con nombre propio.
De todo aquello, hoy sólo quedan los restos: cenizas. Dejamos de ser dos en uno para convertirnos en norte y sur, en este y oeste. Pasamos de comernos el mundo a vivir de espaldas el uno contra el otro.

El primer mes nos invitó a bailar con la felicidad; el segundo jugó con los hilos que movían nuestros cuerpos de madera, poniéndonos a prueba. Éramos marionetas manejadas por dolor y sufrimiento, pero seguíamos sonriendo. Estábamos juntos, a pesar de todo; el tercer mes nos vistió de silencio, la peor de las sensaciones.
Cuando se acaban las palabras, cuando las lágrimas ciegan miradas, cuando uno deja de mirar por el otro.... en ese momento toca decir adiós. 
Pero no hubo despedidas. Empezamos a vivir cada uno por nuestro lado, fingiendo cariño, aprecio, caricias... fingiendo amor. Fingimos aún siendo conscientes de que ese amor se oxidó por completo en el momento en que aprendimos a caminar separados.