martes, 27 de marzo de 2012

Frágiles...

Los que resisten y ponen buena cara al mal tiempo. Los que caen, pero reúnen las fuerzas suficientes para levantarse. Los que pasan de puntillas por la vida, los que se van dejando tras de sí un rastro de huellas. Los que sueñan y son defraudados. Los que vuelven a soñar y caen de nuevo en la desesperación de ver cómo todo se queda en meras ilusiones. Los que lloran de tristeza aún sabiendo que quedarán lágrimas que devuelvan la sal a sus labios. Los que basan su vida en cosas materiales, sin darse cuenta de que lo más importante se encuentra en los recuerdos, enfrascados en pequeños botes de cristal. Los maniáticos. Los que vuelan con sólo derrochar un poco de imaginación. Los frágiles, cual pompas de jabón. Los fuertes. Los que extrañan. Los que se autodestruyen con palabras. Los que ven pasar de largo los problemas. Los que se ahogan en un vaso de agua, mientras otros salen a flote. Los que son dependientes de otros, los que prefieren vivir en soledad. Los que dibujan vidas perfectas. Los imperfectos. Los que mendigan cariño. Los cabezotas. Los que sienten frío al dormir solos. Los que sufren en silencio. Los que nacen para vivir, y los que viven para morir. Los que vuelven a ser niños cada vez que escuchan el sonido de las olas. Los que juegan a ser príncipes. Los que sueñan con ser princesas. Los que se sienten al borde del precipicio, los que caen al vacío. Los que se sienten morir cada vez que el sol da paso a un nuevo día. Los que viven gracias a la magia de la música. Los que hablan con la mirada. Los tímidos. Los que se van, los que vuelven. Los que ríen por fuera y lloran desconsoládamente por dentro. Los que fingen. Los que aman. Los que buscan explicación a todo, los que prefieren vivir en la ignorancia. Los luchadores. 

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